No es un término que tenga una sola definición. Como concepto, involucra una serie de elementos. Una persona asertiva es alguien que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo, que confía en sus propios recursos y está, al mismo tiempo, consciente de sus limitaciones. Que se traza metas y las cumple y que mantiene relaciones saludables con las personas que le rodean, en todos los ámbitos de su vida. Es alguien que está orientado hacia su propio progreso, que defiende sus derechos y que respeta los derechos de los demás (Obón, 2009).
De este modo, actuar con asertividad sería con base en sus criterios, pero para que sea de forma positiva, requiere alimentar la confianza en sí mismo.
Por lo anterior, es conveniente que el profesor sepa distinguir una acción negativa; que no es fácil hay que aclarar sobre todo en el ambiente escolar donde muchas cosas suceden y muchas bromas se hacen presentes incluyendo incluso a los profesores.
Se dice que un alumno sufre bullying o acoso escolar cuando se encuentra expuesto, de forma constante y prolongada en el tiempo, a acciones negativas por parte de uno o varios alumnos (Olweus, 2007). Una acción negativa tiene lugar cuando alguien inflige o intenta infligir intencionadamente heridas o inquietud a otro; en definitiva, es lo que implica la definición de comportamiento agresivo (Olweus, 1973b; Berkowitz, 1993). Las acciones negativas pueden realizarse por contacto físico, o de otras maneras, como haciendo muecas, otros gestos o mediante la exclusión deliberada de un grupo. Para referirse a acoso, tiene que haber además un desequilibrio de poder o fuerzas, una relación asimétrica, en la que el alumno que sufre tales acciones difícilmente puede defenderse por sí mismo.
En un lenguaje más general, el comportamiento acosador puede definirse como “comportamiento intencionado y repetidamente negativo (desagradable o hiriente) por parte de una o varias personas, dirigido a otras persona que difícilmente puede defenderse”. De acuerdo con esta definición que parece hacer obtenido una considerable aceptación entre los investigadores y profesionales de este campo, el fenómeno del acoso escolar puede describirse como:
· Comportamiento agresivo o para causar un daño intencionado
· Repetido y prolongado en el tiempo
· En una relación interpersonal caracterizada por un desequilibrio de poder o fuerzas real o percibido.
Se podría añadir que por lo general el acoso parece ocurrir sin provocación aparente por parte de la persona que lo sufre. Esta definición deja claro que el bullying puede ser considerado como una forma de abuso. Lo que distingue de otras formas de abuso como el maltrato infantil o hacia la mujer es el contexto en el que se desarrolla y las características de la relación existente entre quienes participan en él.
Las evidencias recopiladas en la investigación realizada hasta el momento, sugieren que las características personales o los modelos típicos de reacciones, en combinación con la fuerza o la debilidad física en el caso de los chicos, son importantes para el desarrollo de estos problemas en los alumnos individuales. Al mismo tiempo, los factores relacionados con el entorno como las actitudes, rutinas y comportamiento de los adultos relevantes (profesores y director del colegio, en concreto) desempeñan un papel muy señalado al determinar el grado en que los problemas se manifestarán en un ámbito mayor como el de la clase o el colegio (véase Olweus, 1993). Las actitudes y comportamiento de compañeros destacados, como se manifiesta en los procesos y mecanismos grupales, también son ciertamente importantes. Del mismo modo, el análisis de las causas de los problemas entre acosadores y victimas debe llevarse a cabo en diferentes niveles.
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