→ ¿Cómo intervenir?


Los padres de familia que noten alguno de estos comportamientos en sus hijos deberán actuar cuanto antes a modo de conocer la raíz del problema. Para ello es recomendable hablan con él (la) menor. Teniendo presente que los niños que están siendo acosados pueden ser reacios a hablar de su experiencia porque están desconcertados o temen que, si hablan, el acoso será mayor. Puede preguntar de forma directa o bien valerse de las siguientes cuestiones indirectas:
·         ¿Niños de tu escuela se meten con otros niños?
·         ¿Conoces a alguien en tu escuela que acose a otros niños?
·         ¿Cómo es cuando vas de camino a la escuela o pasas por los pasillos?
·         ¿Qué sueles hacer durante periodos de almuerzo o recreo?
·         ¿Juegas con otros niños?
·         ¿Te gusta el ambiente escolar? (esta última pregunta si se trata de adolescente).
Toda vez que se descubre que es objeto de acoso escolar se debe prestar apoyo incondicional. Según Iñaki Piñuel, investigador destacado del fenómeno Bullying, los padres suelen emitir cinco tipos de mensajes tóxicos a los niños acosados, que son:
1.    Negar la versión, que el niño argumentando no se trata de violencia
2.    Decirle al niño que esto siempre ha ocurrido.
3.    Decirle al niño que también ellos lo han padecido.
4.    Decirle al niño que esto es bueno para él, porque le ayudará a madurar
5.    Incentivarlo para que se desquite del abuso
Y lo más grave es dejar pasar el tiempo sin hacer absolutamente nada. Todo acoso escolar amerita intervención. No anime a su hijo a que pelee o  busque venganza, porque esto lo pone en peligro y hace que continúe el ciclo de violencia. Decirle que no haga caso al acosador tampoco solucionará el problema. La mejor manera de ayudarle es enseñarle a demostrar confianza en sí mismo y cómo evitar las situaciones que lo pongan en riesgo de ser acosado. Las siguientes sugerencias pueden servir de ayuda:
1.    Ayude al niño a desarrollar confianza en sí mismo. Anímelo a que participe en actividades extraescolares como deportes, música, baile, teatro, etc., las cuales disfrute y se le dé bien. Los niños que se sienten bien consigo mismos son menos propensos a ser escogidos como víctimas.
2.    Enséñele cómo mostrar confianza en sí mismos ante los demás. Si alguien trata de acosarlo, ha de mirarlo directamente a los ojos y decir algo como: “Basta, no me gusta lo que estás haciendo”, y luego alejarse caminando con confianza, ignorando cualquier otro comentario del acosador.
3.    Anímele a tener amistades. Los niños que son solitarios son más propensos a ser escogidos como víctimas. Ayude a su hijo a hacer amistades. Las amistades también le aportarán más confianza y autoestima.
4.    Aconseje a su hijo a moverse en grupos. Tendrá menos probabilidades de ser un blanco para los acosadores si está con otros amigos.
5.    Enséñele a su hijo la importancia del lenguaje del cuerpo. Los niños que aprenden a mantener un contacto visual directo, mantenerse erguidos, con la cabeza alta, sus brazos y manos relajados, y utilizan una voz firma, son más eficaces para disuadir a los acosadores. Pídale al niño que mantenga una postura apropiada la mayor parte del tiempo, incluso fuera del colegio, así se irá acostumbrando
6.    Hable con otros padres. Si su hijo está siendo acosado, es posible que también lo sean otros, de modo que entre varios pueden aportar sugerencias.
7.    Informe a la escuela de lo que está pasando. Estos es muy importante porque va a depender de la escuela mantener a su hijo seguro durante el día. Sus esfuerzos serán más eficaces si implica también a otros padres. Sugiera a la escuela que aumente la supervisión en los pasillos y recreos.
8.    Forme un grupo de padres y hablen con los alumnos del colegio. El 24 por ciento de los casos de acoso, son los propios compañeros de la víctima los que intervienen para cortar la violencia, siendo este uno de los medios más eficaces para evitarla. Hacer consientes a los estudiantes del problema existente, animarlos a implicarse para defender a sus compañeros y enseñarles la importancia de tratar a los demás con respeto, evitando recurrir a cualquier clase de burla o humillación, es fundamental para luchar contra el acoso escolar.
Pero ¿Qué pasaría si es su hijo quien acosa a uno o varios de sus compañeros? La evasión no cambia el problema, sólo lo agrava. Si es nuestro hijo quien acosa, tenemos en nuestras manos la oportunidad de hacer un gran cambio ayudándolo a que modifique su comportamiento.
Lo primero que hay que hacer es tener una plática con él (ella) para saber lo que ha sucedido y hasta donde ha avanzado la situación. Esto nos ayudará a conocer la raíz del problema. Por ejemplo, algunos niños sufren abuso verbal o físico de otros niños, padres o hermanos, y después se comportan de ese mismo modo con otros niños. Además de que es probable que existan otro tipo de problemas familiares que orillen a tomar ese rumbo, como el pasar mucho tiempo solo. Algunas cosas se pueden hacer son las siguientes:
1.    Deje en claro que no va a tolerar el acoso. Asegúrese de que entienda que ese tipo de comportamientos no es aceptable y es dañino para todos. Ayúdele a entender cómo el acoso influye y daña a otros niños. Establezca límites firmes y definidos para ese comportamiento y responda a los incidentes del acoso como consecuencias negativas, como pérdida de tiempo que pasa con sus amigos.
2.    Enséñele comportamientos alternativos. Ayúdele a desarrollar estrategias constructivas para conseguir lo que desea. Enséñele y practiquen habilidades de negociación y solución de problemas de forma no violenta.
3.    Sea un modelo positivo. Los niños pueden aprender de usted cómo  tratar a los demás con respeto y amabilidad. Demuestre a sus hijos como pueden conseguir lo que desean sin amenazas o atacar a otras personas.
4.    Supervise a su hijo más de cerca. Permanezca cerca tanto como sea posible cuando esté jugando con otros niños. Anime su participación en actividades extraescolares supervisadas. Estas actividades ayudarán al niño a desarrollar habilidades e interés, y al mismo tiempo pueden servir como una descarga socialmente aceptable del exceso de la energía o agresividad (por ejemplo, en el deporte).
5.    Consulte a un psicólogo. Un profesional puede ayudar a su hijo a descubrir cuáles son los desencadenantes de su comportamiento violento y le puede enseñar diversas maneras de manejar estos problemas.
Jamás le dé la espalda a los problemas, un hijo abusador es pequeño que muy en el fondo se siente indefenso, inseguro y necesita de ayuda tanto como el niño acosado. Los padres tenemos mucha responsabilidad en el desarrollo de nuestros hijos, es nuestra obligación velar por su bienestar y seguridad tanto física como emocional.
Muchas veces caemos en el error de que la escuela es quien educa, siendo que es el hogar la primera fuente de influencia y educación que tienen los niños. No esperemos que sean los maestros y demás autoridades escolares los que nos advierten este tipo de conductas, hay que estar más al pendiente del desarrollo de los niños y jóvenes.

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