Cuando varios alumnos acosan conjuntamente a otro es muy probable que concurran determinados mecanismos sociales psicológicos o de grupo. Varios de ellos se han tratado con cierto detalle en Olweus (1978, 1993) pero, por razones de espacio, aquí simplemente se mencionarán:
1. “Contagio” social;
2. Debilitamiento del control o de las inhibiciones contra las tendencias agresivas;
3. “Responsabilidad difusa”, y
4. Cambios cognitivos graduales en la percepción del acoso y de la víctima.
Todos ellos pueden facilitar la comprensión y explicación de por qué determinados alumnos normalmente amables y no agresivos participan en estos ataques sin grandes recelos.
Las víctimas del bullying constituyen un grupo que ha sido y todavía a menudo, sigue siendo olvidado en un grado considerable por el colegio. Más la responsabilidad del profesor es actuar en beneficio de ambas partes. Por un lado, restablecer la tranquilidad en las aulas apoyando al acosado y convenciéndolo de que el entorno es seguro, y por otro apoyando al acosador para que se acerque con algún especialista que lo pueda ayudar a superar esta conducta violenta. Ambas partes son importantísimas para la sociedad.
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