ESCRIBIENDO UNA NUEVA HISTORIA


Los niños agresores padecen una sicopatología que les hace insensibles ante el sufrimiento del otro. Asocian una interpretación distorsionada de la realidad, responsabilizando a su víctima, con pretexto de que esta, antes, le habría “amenazado”. Dado este perfil psicológico, el agresor no experimenta remordimiento alguno por su conducta, tampoco percibe que sus derechos han de estar en armonía con los de los demás. Tiene una tendencia egocéntrica que le que le impide ponerse en el lugar de la víctima.
Si bien es cierto que el bullying  puede ser controlado, e incluso, erradicado de las aulas aplicando medidas estratégicas mismas que hemos mencionado, lo cierto es que se puede conseguir más si se busca prevenir la agresión dentro de los colegios. Dado los resultados de las estratégicas, no es conveniente que más niños sigan creciendo con esa interpretación distorsionada  de la realidad. En la sociedad mexicana, como en las del resto del planeta, existen derechos y obligaciones. Si nos preocupamos por hacer que nuestros hijos los entiendan y acaten, estaremos consiguiendo que al menos una voz interna les brinque a la mente cada vez que hagan algo indebido, como el acosar a uno de sus compañeros, o ser parte visual del abuso.
Mucha de la historia que se está escribiendo actualmente en nuestro país es a causa de esta indiferencia. ¿Cuántas veces no nos habremos quedado callados al ver un asalto?, ¿cuántas veces nos escondimos al presenciar un secuestro, ¿Cuántas veces nos habremos hecho a un lado al notar un asalto?, ¿Cuántas veces preferimos irnos de una tienda donde se práctica el robo hormiga antes de dar parte a las autoridades?, ¿Cuántas veces no habremos acudido a un grito de ayuda?, ¿Cuántas veces  no nos hemos quitado para que el niño que robo una bolsa pasará?, cuántas… cuántas… cuántas.
Ahora si les caerá el veinte de que la situación actual de nuestro país ha sido culpa nuestra, de nuestra forma de compromiso. Y todavía queremos que los niños el futuro de México sean un dechado de virtudes. Claro que lo son, si solamente están siguiendo el mismo ejemplo que les hemos legado. ¿Cómo reclamarle a un pequeño que es cómplice de maltrato físico?, ¿cómo reclamarle a un niño que acosa a su compañero más débil?, ¿cómo pedirle al niño acosado que hable? Si nosotros mismos no lo estamos haciendo, si le estamos demostrando que en esta sociedad los malos llevan las de ganar, si las autoridades nos están demostrando que el que habla sufre consecuencias.
Definitivamente necesitamos cambiar como sociedad. Es necesario reescribir nuestra historia, crear nuevos cimientos donde se apoyen nuestras leyes, rescatar los valores que le dieron virtudes y moralidad al  hombre. El cambio más grande proviene desde algo mas allá que solo implementar medidas de corrección, se trata de implementar medidas de prevención, técnicas de educación.
¡Padres, los hijos son el presente, pero el día del mañana van a ser el futuro de México!
¿Qué será cuando esa violencia que ahora se vive en las aulas salga a las calles, crucen las avenidas y entre a las casas?
Les invitamos a reflexionar, a poner más atención en los actos de sus hijos, en su comportamiento, cualquier tipo de cambio pro insignificante que sea, de persistir, advierte que algo no está marchando como debería en las aulas. Hable con su hijo acuda al colegio, puede apoyarse en el siguiente cuestionario, creado a partir de una revisión del Software antibullying, y si descubre que en la escuela suceden casos de acoso escolar, sin importar si es o no contra su hijo, acuda al colegio e intente buscar una solución.

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